Mientras rectores universitarios dicen que se reduciría la deserción de los
pregrados, otros académicos creen que más que extender los ciclos se necesita
repensar los modelos educativos. Mineducación estudia tres alternativas para
incluir este un año extra.
La propuesta de que los colegiales del país cursen un año más de bachillerato
y así lleguen más preparados a las instituciones de educación superior, que el
Banco Mundial (BM) hizo la semana pasada al Gobierno, ha sido bien recibida por
los maestros de colegios privados que trabajan bajo ese ciclo y por la
Asociación Colombiana de Universidades (Ascún), que asegura que la medida
disminuirá la deserción en las instituciones de educación superior.
El documento Evaluaciones de políticas nacionales de educación: la educación
superior en Colombia, presentado por el BM, en conjunto con la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), les recomienda a los
gobernantes del país introducir un grado extra de escolaridad o un “año puente”
opcional entre los estudios secundarios y superiores, argumentando que la
mayoría de bachilleres colombianos se gradúan a los 16 años (con dos y hasta
tres años menos que el promedio de sus homólogos internacionales), sin tener aún
claras sus aspiraciones, por lo cual “la deserción en las universidades es
costosa para los estudiantes y para la sociedad”.
De acuerdo a la ministra de Educación, María Fernanda Campo, “el sistema
educativo colombiano necesita aumentar en un año la escolaridad”, por eso desde
2012 el Ministerio está evaluando tres alternativas: incrementar en un año la
primaria, la básica media o anticipar el inicio del periodo escolar por el mismo
tiempo. La evaluación se está desarrollando sobre el impacto financiero, en
infraestructura y en calidad del aprendizaje, y se espera que en este año ya
esté definido cuál sería la más viable.
El país ya había conocido una propuesta similar de parte de la Alcaldía
Distrital de Bogotá, cuando hace un año anunció que trabajaría en la
implementación de un grado 12 opcional que los estudiantes podrían tomar a
manera de preuniversitario, creando distintos énfasis en ciencias, humanidades y
formación técnica. El proyecto, sumado a la reestructuración de la Universidad
Distrital, se presupuestó en $2 billones.
Todavía no es una realidad, pero la Secretaría de Educación explicó que desde
2011, y en convenio con el Sena, se pusieron en práctica programas piloto para
evaluar la viabilidad de la propuesta en 27 colegios, capacitando a 5.000
jóvenes en programas técnicos y tecnológicos.
Para el secretario general de la Asociación Colombiana de Universidades
(Ascún), Carlos Hernando Forero, no hay duda de que el grado 12 disminuiría la
deserción en las universidades: “Los estudiantes comienzan sus carreras a los 15
años, con problemas de adaptación y sin perspectiva de vocación profesional. Eso
hace que muchos no terminen el pregrado. Si se cursa el grado 12 podría pensarse
en acortar el tiempo de las carreras, ya que los estudiantes vendrían desde el
colegio con más fortalezas. Eso sucede en países como Gran Bretaña”.
Pero,
según Forero, no bastaría con extender el currículo tradicional en los colegios.
La propuesta se convertiría en una oportunidad para que los jóvenes que quieran
incursionar en la vida laboral reciban competencias para este desempeño y el
trabajo en equipo, así como capacidades técnicas.
También apoyan la propuesta quienes desde 17 colegios bilingües privados, con
metodologías internacionales, han aplicado en Colombia (algunos desde hace más
de cincuenta años) la formación en ciclos de escuela secundaria media y alta,
completando 12 o 13 años de estudios.
Es el caso de Yvette Jaspers,
coordinadora de bachillerato internacional del Colegio Alemán de Medellín, quien
afirma que gracias a que los estudiantes cursan hasta el grado 12, la mayoría
van a la universidad seguros de la carrera que quieren y se mantienen hasta el
fin del pregrado.
En su trayectoria como docente, Jaspers ha observado que un grado más permite
adquirir una experiencia académica y personal que favorece el ingreso a la
universidad: “A medida que se va avanzando en la parte educativa, se consiguen
más habilidades para la vida adulta; de esa forma ellos podrán resolver mejor
sus problemas y tomar decisiones con más determinación”.
A Jaspers, que se educó en Alemania, le sorprende que en Colombia los padres
quieran que los niños aprendan a leer a los 3 años y terminen el colegio a los
15, cuando en su país el proceso tarda más, pero da mejores resultados: “Tenemos
más años de escolaridad, pero mayor número de profesionales que están en el
mundo laboral”, señala.
Un minuto para pensar la
propuesta
Para el presidente de la Asociación Distrital de Educadores de Bogotá,
William Agudelo, valdría la pena tomarse unos minutos y pensar bien en lo que
podría implicar esta propuesta, frente a la que se declara en desacuerdo.
Agudelo afirma que hay que tener en cuenta que la infraestructura disponible
no alcanzaría para ubicar a todos los jóvenes, pues “muchos colegios no tienen
la capacidad física para acoger por un año más a los estudiantes de once y se
estaría corriendo el riesgo de que no haya cupos para nuevos alumnos”.
Además, “muchos estudiantes quieren salir pronto del colegio porque necesitan
trabajar. Otros quieren ingresar rápido a la educación superior, de manera que
no es justo que deban hacer otro año”, argumenta el docente, y añade que no
entiende cómo el Ministerio de Educación podría realizar ese cambio en el
sistema, cuando en la Ley General de Educación (115 de 1992) no se contempla el
grado doce.
Agudelo propone que el Gobierno fortalezca a la universidad
pública estatal y articular el grado 11 con centros de educación superior, así
se podría crear una especie de preuniversitario que permita a los jóvenes
iniciar una carrera teniendo conocimiento lo que van a enfrentar, “así podrían
atacar la deserción”, agrega.
Manuel Mejía salió a los 16 años del Colegio Ferrini en Medellín. Un año
después es el alcalde joven de la ciudad. Respecto a la propuesta de un grado
más en el bachillerato cree que “no se justifica”, ya que “teniendo en cuenta la
baja calidad del sistema educativo actual, sería repetir los mismos errores”,
aunque espera que una vez las condiciones de los colegios mejoren, la medida se
pueda implementar.
Colombia Hernández, investigadora y docente de la Facultad de Educación de la
Universidad de Antioquia y quien ha concentrado parte de sus estudios en
analizar la deserción en las universidades, se toma también unos instantes para
pensar en la propuesta y concluye: “Se corre el riesgo de hacer un cambio
injustificado. No es hablar de extender el ciclo académico, sino de la manera
como se piensa trabajar en ese tiempo extra. Si no se hace un análisis crítico y
detallado de este propósito no se va a beneficiar sino a agravar la
situación”.
Al preguntarle si está de acuerdo con la afirmación de que a los 16 años no
se tiene clara la vocación profesional, responde: “La edad cronológica no
garantiza la edad mental, y viceversa, así que más que la edad en que se gradúan
sus bachilleres, lo que debe cuidar el país es que sus sistemas educativos, en
todas las áreas, se desarrollen plenamente”.